Así fue que los revolucionarios colorados de Rivera, en 1836, alzados contra el gobierno de Oribe, portaron la divisa colorada con el lema “Ejército Constitucional”.
Desde ese día, el colorado dejó de ser solo un color para convertirse en bandera, en identidad, en causa. Y de allí nació nuestro nombre: Colorados.
Somos herederos de aquellos que no se rindieron. Somos la fuerza que se transmite de generación en generación, con orgullo, con historia y con esperanza.
Porque ser colorado es una llama que se lleva siempre encendida en el corazón, esta es la divisa que nunca se apaga.
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